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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Lo esencial es crecer

La eurozona debe encuadrar el reto de Grecia en una política general: aumentar la inversión

En su primera semana, el nuevo Gobierno griego de Syriza enfatizó los perfiles más ásperos de sus propuestas económicas frente a la Unión Europea (UE). En lo que resulta una leve corrección —o una simple secuencia de clásica táctica negociadora: empezar duro e ir relajando después—, ya en el inicio dominical de la gira de su ministro de Economía, Yanis Varoufakis, pueden detectarse algunos signos, todavía demasiado genéricos, de una voluntad de deshielo.

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Lo son las promesas de asumir sus responsabilidades financieras. O el reconocimiento del exceso histórico de dependencia del crédito ajeno. Y lo es, sobre todo, una cierta contención en el tono —ya más propio de la negociación política que de un ultimátum— de los contactos públicos de Atenas con las otras capitales.

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La oportunidad de abrirse un margen mayor del existente —que es escaso— depende antes que nada de que los nuevos gobernantes perseveren en la tarea de convencer y aparquen el designio de vencer: en Europa, toda victoria propia implica derrota de otro; el único triunfo aceptable es el beneficioso para el conjunto.

Atenas no debe echar en saco roto los gestos de los demás. La aproximación iniciada por los presidentes del Parlamento Europeo, del Eurogrupo, del Gobierno francés, y pronto de otros, entraña para algunos de ellos ciertos costes políticos. Todos deben asegurarse de que estas pasarelas se conviertan en puentes sólidos. Y el más sólido de todos debe ser encapsular el reto griego dentro de un mayor énfasis y celeridad en la política de crecimiento ya iniciada por la UE con los planes de Mario Draghi y de Jean-Claude Juncker: si la economía crece, el porcentaje de la deuda sobre el PIB (ampliado) se reduce: crecer es el mejor fármaco contra el endeudamiento. Todo ello sin dejar de encauzar la urgencia de la renegociación específica Grecia-UE, mejor según la pauta incluyente esbozada por la Comisión. Por ejemplo, sobre el mecanismo de la troika, que Berlín no aplaude de entrada, pero ya matiza.

Francia, como harán Italia y otros, no está dispuesta a tender cables a Grecia solo por interés cortoplacista propio. Ya se han asegurado para sí, con la reciente relectura del Pacto de Estabilidad, un plazo adicional para ajustar su déficit, o un mayor margen para incentivar su inversión. Pretenden más bien acrecentar el peso del estímulo al crecimiento frente a la preponderancia del ajuste presupuestario, planteamiento conveniente para todos, y que también a París y Roma les debe favorecer.

El plan Draghi de estímulo monetario va en muy buena dirección: habrá que ejecutarlo de la mejor manera para que la expansión monetaria acabe beneficiando a todos. De igual modo el prometedor plan Juncker de inversión por 315.000 millones es susceptible de alcanzar mayor impacto si se amplía su capital inicial. Y la relectura flexibilizadora del Pacto de Estabilidad debería ampliarse para beneficiar mucho más a la inversión en los países vulnerables con déficits excesivos. Son quienes más lo necesitan. Grecia, en primer lugar.

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